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lunes, 20 de octubre de 2025

Cementerios de Alicante

Durante la Edad Moderna, se continuaba enterrando a los muertos en los templos y en sus claustros, pero             en el siglo XVIII se ordenó que los enterramientos se realizasen fuera del poblado, por motivos higiénicos.
El Clero de San Nicolás, mandó entonces construir el primer cementerio alicantino, situado a espaldas de la Fábrica de Tabacos. Estaba al oeste del Monte Benacantil, y fué ampliado en 1778, aunque se seguía enterrando en las iglesias a los Obispos y a los Nobles.
Además, los marineros o extranjero no católicos eran enterrados en el Huerto de Seguí, cerca del llamado "Mollet dels Anglesos", junto al Pou del Drac en el Raval Roig o en la antigua Plaza de las Barcas.
Tras las ordenes de Carlos IV para que se construyera un cementerio común, el Clero de San Nicolás y Santa             María adquirieron terrenos al Conde de Soto Ameno, en San Blas, a un Kilómetro de la ciudad, donde se inauguró en 1805.
En 1861 una Real Orden confirmó la dependencia del cementerio de San Blas del Cabildo de San Nicolás, aunque durante algún tiempo el cementerio pasó a ser municipal.
Con la Restauración, el Cabildo recobró el dominio del cementerio, que fué ampliado en varias ocasiones: 1876, 1889 y 1918, por los efectos de las epidemias de cólera y gripe.
En 1918, el municipio alicantino, comenzó a construir otro cementerio, en las afueras de la ciudad, que             hubo de ser inaugurado apresuradamente, en ese mismo año por la epidemia de gripe. El de San Blas entró en un lento proceso de degradación, por lo que el Ayuntamiento prohibió efectuar entierros en sus nichos, aunque siguieron las inhumaciones en los Panteones y Criptas de las familias más poderosas de Alicante.
El Cabildo recurrió esta decisión ante el Tribunal Supremo, que reconoció el derecho de la Iglesia a mantener sus Camposantos. Sin embargo, el cementerio de San Blas estaba ya prácticamente abandonado, y en 1931 la República lo clausuró.
En 1959, se le despojó de su carácter sagrado y se procedió a su demolición.
En el cementerio Municipal llamado de Nuestra Señora del Remedio, también se distinguían dos recintos, el             civil y el católico. Pero la Corporación Republicana decidió que la Necrópolis fuese común "de todos los ciudadanos sin diferencias fundadas en motivos confesionales", por lo que suprimió las tapias que separaban ambos recintos.
Sin embargo, con la llegada del franquismo, se volvió a la separación entre los muertos por motivos religiosos: habriá un terreno "debidamente cercado, para sepultar a quienes mueren fuera de la religión católica, y otro sitio especial donde serán inhumados los niños que fallezcan sin bautizar y los fetos".
Además en 1939 el Ayuntamiento acordó suprimir los signos masónicos que aparecián en algunas sepulturas, y en 1940 se prohibiía cualquier referencia "clara o velada a sectas u organizaciones declaradas ilegales".
La intransigencia continuó hasta que llegaron a nuestra tierras los vientos del Concilio Vaticano II.
El tiempo, que todo lo destroza (hasta la propia casa de los muertos), lo clausuró hace muchos años. Las             paredes que sostenían los grupos de nichos, cedieronn, los techos se agrietaron, rotas se quedaron las cruces y las hierbas cubrieron el suelo.
Pero no importa, porque algo inmortal aquí se albergó..., y fueron el conjunto de sus sepulcros, humildes los más, morada eterna de grandes alicantinos.
Abundaban lápidas con poesías; una de ellas decía así: “La muerte es el principio de la vida,- para siempre             feliz o desgraciada- si se muere viviendo, va perdida; - se se vive muriendo, va ganada”.
¡Con qué respetuoso temor vibra el alma al recordar este viejo camposanto! ¡Cómo perturban el espíritu             recuerdos de gloria extinguidas, que hacen declinar nuestra frente y orar en silencio, ante el recuerdo de las tumbas de los que fueron grandes hombres, honra de Alicante!
En la calle de Sta. Teresa se dio cita funeraria la nobleza alicantina. Allí desde 1815 estaba Doña Antonia de             la Cerda, Condesa de Oñate, Marquesa de Montealegre y Duquesa de Nájera; allí estaba Don Félix Berenguer de Marquina, Teniente General de la Real Armada, Capitán General y Gobernador de Filipinas y virrey de Nueva España. Una excepción: lejos de allí y en fosa común desde 1828 yacía Don José Roca de Togores, Conde de Pino Hermoso, Brigadier de los Ejércitos Nacionales y Comandante General de la Provincia de Alicante en el día de su óbito.
Sobre tan humilde tumba, por voluntad del finado, sólo aparecía una modesta columna de piedra, cuyo remate servía de pedestal a una cruz de hierro, sin inscripción alguna.
El cementerio de Nuestra Señora del Remedio, también llamado de la Florida, es el cementerio municipal de la             ciudad española de Alicante. Actualmente tiene una superficie total de 223 674 m², si bien está prevista una ampliación que supondrá duplicar su extensión. Tiene su entrada principal por la plaza del Cementerio.
La construcción del cementerio comenzó en 1918 en la zona de La Florida según el proyecto del arquitecto             municipal Francisco Fajardo Guardiola. Fue trazado en cuadrículas, con plazas de pequeño tamaño en la intersección de las calles paralelas. En una de las principales, se encuentran cuatro fosas reservadas a alicantinos ilustres, de las que tres están ocupadas, una por el poeta Miguel Hernández, otra por el almirante Julio Guillén Tato y la otra por el pintor Gastón Castelló.
En su interior se pueden encontrar, entre otros elementos y bienes de interés por su arquitectura tanto             funeraria como histórica, la cripta-panteón, construida una vez finalizada la Guerra Civil; la sala de vela; el cementerio histórico artístico o el más moderno Jardín del Silencio, donde se encuentran ilustres alicantinos como el poeta Miguel Hernández, su hijo Manuel y su esposa Josefina; José María Py, quien fuera fundador de las Hogueras de Alicante; el arquitecto José Guardiola Picó; el pintor Gastón Castelló; el cronista de la ciudad Enrique Cerdán Tato; el periodista Rodolfo de Salazar Navarro; el poeta Salvador Sellés Gosálbez; el escritor Francisco Figueras Pacheco.
Firmado:     Publicado por Juan J. Amores |    03 Marzo 2008 |   Leer más en Alicante Vivo

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CREDITOS

REDACTOR:  Juan J. Amores

FOTOGRAFÍAS: www.alicantevivo.org | Copyright ©

TITULO: LOS CEMENTERIOS DE ALICANTE | Copyright ©

SECCIÓN: Alicante en el Recuerdo  Copyright ©

PUBLICADO EN: Alicante Vivo | Copyright ©


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