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martes, 23 de septiembre de 2025

Teatros en lugar de convento

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E
l 17 de agosto de 1927 en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, el concejo de Alicante acordó dar el nombre del Barón de Finestrat al primer tramo de la entonces calle de Teatinos, que era el comprendido entre las de Bailén y Castaños. Con el tiempo, la nueva denominación abarcaría a la totalidad de la calle, desde su confluencia con Bailén hasta su salida a la plaza de Calvo Sotelo.

Así se homenajeaba al que siendo alcalde conservador vivió en sus carnes la primera revuelta popular de finales del siglo pasado, que se inició por la negativa de los comerciantes a una subida de impuestos.

TITULO DE LA PUBLICACIÓN: Teatros en lugar de convento.
INFORMACION © | REDACTADO POR: José María Perea

    CLa edificación del primer tramo de la actual calle del Barón de Finestrat, entre Bailén y Castaños, se inició en 1760 y se llamó San Francisco Javier. A la continuación, hasta la plaza de San Francisco (hoy de Calvo Sotelo), se la denominó de Teatinos, porque parece ser que la citada comunidad de religiosos pensó instalarse en la misma.

Lo cierto es que con esa denominación todavía es recordada por muchos alicantinos. Citar la calle Teatinos era mencionar al demonio. Se nos advertía que no circulásemos por allí porque habitaba alguna prostituta muy popular en la ciudad. Sólo acudíamos a que nos cambiaran el sifón o comprar una gaseosa en un almacén que estaba situado frente a la parte trasera de la casa donde nació Carlos Arniches.

Aquel almacén es hoy un solar, visible desde la diminuta calle Golfín, que salva el desnivel entre San Francisco y del Barón de Finestrat mediante suaves peldaños.
Según don Gonzalo Vidal, en su obra sobre las calles de Alicante, en la de Teatinos hubo un acreditado colegio para sordomudos, «La Educación», abierto por don Antonio Segura Escolano en la finca número 2, así como en la otra punta de la calle, en el número 44, existió durante un tiempo una inclusa y en la vivienda colindante, en la número 42, una sociedad cultural, «El Estudio», dirigida por el literato Ramón Solbes de la Cruz.

Pero lo más notable de la historia de esa calle es que, en distintas épocas del pasado siglo, hubo tres salas teatrales: «El Fénix», «El Nuevo Fénix» y el teatro de aficionados «Ruiz de Alarcón».
En tiempos recientes, lo más parecido a esa actividad más bohemia fue la existencia del «Mogambo», un lugar de espectáculos nocturnos al que debían ser asiduos algunos jugadores del Hércules Club de Fútbol, porque todavía recuerdo una tarde de homenaje en el campo de La Viña, en un partido de ascenso de categoría, en que dieron la vuelta al estadio, acompañadas por una charanga, unas llamativas señoras o señoritas con una pancarta en la que desde el citado club nocturno se saludaban los éxitos futbolísticos de los jugadores blanquiazules.

Un recorrido por esa calle, que hace muchísimos años que perdió su connotación «pecaminosa», permite observar junto a un gran deterioro de algunas de las edificaciones otras obras arquitectónicas destacables, como la que Miguel López levantó en 1939 en la esquina con Bailén, el audaz y renovador edificio de Juan Guardiola (al que se accede por la calle Gerona), o la que Juan Sempere levantó en 1979 para Textil Antón en la esquina con la calle Navas, además de parte de la veterana sastrería Muñoz y balcones enrejados en la casa donde vivió el pintor Emilio Varela.

Ahora se han derribado la finca que daba a la plaza de Calvo Sotelo -objeto de polémica ciudadana- y otra a la que se accedía por la calle San Francisco, en la que parece que pronto empezará a edificarse.
Hace unos años, en el primer tramo, se abrió un párking, se instaló un establecimiento de productos gallegos que era uno de los primeros en Alicante en comida para llevar, y hace poco se transformó en café los bajos de la finca que en la esquina con la calle Castaños fuese relojería.

El Barón de Finestrat, don José Forner Pascual del Pobil y Martos, fue alcalde entre 1895 y 1897. Formaba parte, con los Rojas (el marqués del Bosch y el marqués de Algorfa) del núcleo conservador canovista.

A finales de junio de 1896, el barón de Finestrat establece un nuevo tributo que gravaba la instalación de cortinas y elementos decorativos en los establecimientos comerciales. Se generó una fuerte oposición y la constitución de una Junta de Defensa del Comercio.
Ni la mediación la Cámara de Comercio, ni la de los líderes políticos de la Restauración, contuvo la protesta, que se convirtió los días 2 y 3 de julio en motín popular, con acciones violentas, al sumarse a los comerciantes los obreros.

La declaración de la Ley Marcial, con la intervención del Ejército, contuvo la protesta y marcó un punto de inflexión en la política local.



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CREDITOS

REDACTOR:  José María Perea  ©

PORTADA: www.todocoleccion.net | Copyright ©

TITULO: Teatros en lugar de convento | Copyright ©

SECCIÓN: Paseos por la memoria 24/01/1998 | Copyright ©

PUBLICADO EN: INFORMACION | Copyright ©


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