
- INDICE
 - CAPITULO VI
 
- Peste en Alicante.
 - Colgense la campana mayor y organo de S. Nicolas.
 - Llegan a Alicante religiosos de tierra santa.
 - bombardeo de la escuadra francesa.
 - mando de los duques d´Etrees y Noailles.
 
BIBLIOTECA © | REDACTOR: D. José Pastor de la Roca
  
  Durante todo el año 1648 una epidemia maligna afligió a la ciudad de Alicante, haciendo un cruel estrago en su población: el lazarelo u hospital que se destinó para los invadidos, ocupaba la playa hacia la parte de poniente y la clase mas acomodada construyo un caserío de madera flotante hacia el punto que corresponde al que hoy se llama barrio de pescadores y Arrabal Roig.
El contagio se propago sin embargo a aquel refugio que creyeran al pronto saludable y toda la población sin distinción de clases, facultades ni categorías experimento los funestos efectos de la calamidad, que como queda dicho, empezó en el mes de enero y concluyo casi en diciembre del año indicado.
Hasta el año 1689 no hallamos suceso alguno memorable que merezca trasladarse a nuestras páginas. En dicho año se coloco en la torre de San Nicolas la campana mayor que hoy existe, regalo o promesa votiva de Sor Margarita de Cortona Belon y Cañizares,(1) monja profesa en el convento de la Sangre de dicha ciudad: también se concluyo la obra del órgano nuevo de dicha iglesia a expensas de su fábrica, y que había sido destruido por una escalación que cayo en unos de los años pasados.
Pocos meses después una misión de religiosos de la Redención de cautivos llego a Alicante procedentes de Orihuela. Entre ellos venia un sacerdote griego comuna misión especial del Guardian de Jerusalén, relativa a negociar un donativo piadoso para adquirir la posesión de un edificio contiguo al convento del Santo Sepulcro con destino al alojamiento de los peregrinos cristianos en aquellos lugares.
Este ministro venia autorizado plenamente por el R. P. Guardin para celebrar misa donde quisiese y en cualquier templo católico; a cuyo efecto, durante su permanencia en Alicante se le habilito en el crucero de la Colegiata de San Nicolas un altar cerrado, donde celebro todos los días, según el rito de la iglesia griega. (3)
Dos años después 1691, a mediados del mes de julio una armada francesa rechazada de Barcelona, después de bombardeada y al mando del duque D´Estrees, fondeo en Alicante con intento de hostilizar la plaza. El de Noailles sublevaba entre tanto con excitaciones malignas los pueblos del Principado catalán, y obraba de común acuerdo con D´Estrees, que se preparaba y a el bloqueo continental de esta costa.
Compendiase la flota de veinte y cuatro galeras, doce navíos de línea, tres galeotas de bombas y nueve tartanas con algunos otros buques menores de servicio. El Almirante practico un reconocimiento en el litoral y mando que las galeotas se aproximasen lo posible al muro, quedando de reserva los demás buques a mayor distancia; temeraria osadía que costo bien cara a los franceses, pues llevados de un imprudente valor, llegaron a colocarse debajo de las baterías de la plaza, sufriendo un fuego vivísimo que les obligo a retirarse con gran perdida. (2)
El barón de Pointois que comandaba la escuadra, mando que se replegasen hasta incorporarse todos los buques, eligiendo una esce3lente posición, desde la cual dirigió un fuego certero de artillería que hizo considerable estrago en los edificios de la plaza que constaba a su vez con fuego desde el castillo Santa Bárbara, si bien sus resultados no alcanzaban a los del francés.
Cinco baterías había este logrado (4) desmontar en el muro que da frente al mar, ventaja favorable que le permitió acercarse con cuatro galeras de remo hasta el mismo puerto, para remolcar un navío que había desarbolado y unas barcas de trasporte que había también atracadas a la parte posterior del muelle, todo lo cual dispuso el general que se quemas en la playa; disposición que costo al enemigo considerables bajas, pues los alicantinos habían tenido tiempo de construir una batería cubierta de sacos de arena en la puesta del muelle, desde la cual dirigía un fuego nutrido sobre la armada francesa.
D´Estrees exasperado por la tenacidad del los naturales se acerco todavía mas al muelle con todas las naves a excepción de la capitana y dos tartanas que permanecieron a resguardo. El fuego de los baluartes pudo dirigirse entonces contra la armada; y esta, a pesar del mortífero estrago que recibía, redoblaba a su vez sus cargas por andanadas y los abuces de las galeotas hacían llover entre tanto sobre la ciudad un diluvio de bombas y granadas de gran calibre.
Se ha querido suponer que Pointois fue personalmente al muelle el día 28 con pequeñas chalupas que obligaron a la retirada a los defensores: esto no tiene otra verdad que la siguiente.
Habían izado el castillo pabellón de tregua, el enemigo trato de acercarse a reconocer bordeando y provisto de anteojo las verdaderas intenciones de la plaza; pero como esta fuese una simple estratagema para atraerle a puntería y los defensores de la ciudad no estuviesen de acuerdo con sus compañeros, un fuego mucho más vivo de los baluartes obligo al enemigo a replegarse a sus primitivas posiciones con gran perdida de donde partió al día siguiente, porque distinguió la armada española mucho mas superior, que se acercaba a toda vela en socorro de la plaza, y constaba de dos galeras, diez y siete navíos, tres brulotes y algunos otros buques auxiliares de alto bordo, pertenecientes al comercio.
El contagio se propago sin embargo a aquel refugio que creyeran al pronto saludable y toda la población sin distinción de clases, facultades ni categorías experimento los funestos efectos de la calamidad, que como queda dicho, empezó en el mes de enero y concluyo casi en diciembre del año indicado.
Hasta el año 1689 no hallamos suceso alguno memorable que merezca trasladarse a nuestras páginas. En dicho año se coloco en la torre de San Nicolas la campana mayor que hoy existe, regalo o promesa votiva de Sor Margarita de Cortona Belon y Cañizares,(1) monja profesa en el convento de la Sangre de dicha ciudad: también se concluyo la obra del órgano nuevo de dicha iglesia a expensas de su fábrica, y que había sido destruido por una escalación que cayo en unos de los años pasados.
Pocos meses después una misión de religiosos de la Redención de cautivos llego a Alicante procedentes de Orihuela. Entre ellos venia un sacerdote griego comuna misión especial del Guardian de Jerusalén, relativa a negociar un donativo piadoso para adquirir la posesión de un edificio contiguo al convento del Santo Sepulcro con destino al alojamiento de los peregrinos cristianos en aquellos lugares.
Este ministro venia autorizado plenamente por el R. P. Guardin para celebrar misa donde quisiese y en cualquier templo católico; a cuyo efecto, durante su permanencia en Alicante se le habilito en el crucero de la Colegiata de San Nicolas un altar cerrado, donde celebro todos los días, según el rito de la iglesia griega. (3)
Dos años después 1691, a mediados del mes de julio una armada francesa rechazada de Barcelona, después de bombardeada y al mando del duque D´Estrees, fondeo en Alicante con intento de hostilizar la plaza. El de Noailles sublevaba entre tanto con excitaciones malignas los pueblos del Principado catalán, y obraba de común acuerdo con D´Estrees, que se preparaba y a el bloqueo continental de esta costa.
Compendiase la flota de veinte y cuatro galeras, doce navíos de línea, tres galeotas de bombas y nueve tartanas con algunos otros buques menores de servicio. El Almirante practico un reconocimiento en el litoral y mando que las galeotas se aproximasen lo posible al muro, quedando de reserva los demás buques a mayor distancia; temeraria osadía que costo bien cara a los franceses, pues llevados de un imprudente valor, llegaron a colocarse debajo de las baterías de la plaza, sufriendo un fuego vivísimo que les obligo a retirarse con gran perdida. (2)
El barón de Pointois que comandaba la escuadra, mando que se replegasen hasta incorporarse todos los buques, eligiendo una esce3lente posición, desde la cual dirigió un fuego certero de artillería que hizo considerable estrago en los edificios de la plaza que constaba a su vez con fuego desde el castillo Santa Bárbara, si bien sus resultados no alcanzaban a los del francés.
Cinco baterías había este logrado (4) desmontar en el muro que da frente al mar, ventaja favorable que le permitió acercarse con cuatro galeras de remo hasta el mismo puerto, para remolcar un navío que había desarbolado y unas barcas de trasporte que había también atracadas a la parte posterior del muelle, todo lo cual dispuso el general que se quemas en la playa; disposición que costo al enemigo considerables bajas, pues los alicantinos habían tenido tiempo de construir una batería cubierta de sacos de arena en la puesta del muelle, desde la cual dirigía un fuego nutrido sobre la armada francesa.
D´Estrees exasperado por la tenacidad del los naturales se acerco todavía mas al muelle con todas las naves a excepción de la capitana y dos tartanas que permanecieron a resguardo. El fuego de los baluartes pudo dirigirse entonces contra la armada; y esta, a pesar del mortífero estrago que recibía, redoblaba a su vez sus cargas por andanadas y los abuces de las galeotas hacían llover entre tanto sobre la ciudad un diluvio de bombas y granadas de gran calibre.
Se ha querido suponer que Pointois fue personalmente al muelle el día 28 con pequeñas chalupas que obligaron a la retirada a los defensores: esto no tiene otra verdad que la siguiente.
Habían izado el castillo pabellón de tregua, el enemigo trato de acercarse a reconocer bordeando y provisto de anteojo las verdaderas intenciones de la plaza; pero como esta fuese una simple estratagema para atraerle a puntería y los defensores de la ciudad no estuviesen de acuerdo con sus compañeros, un fuego mucho más vivo de los baluartes obligo al enemigo a replegarse a sus primitivas posiciones con gran perdida de donde partió al día siguiente, porque distinguió la armada española mucho mas superior, que se acercaba a toda vela en socorro de la plaza, y constaba de dos galeras, diez y siete navíos, tres brulotes y algunos otros buques auxiliares de alto bordo, pertenecientes al comercio.
  
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BIBLIOGRAFÍA
- Esta campana se fundio en la plaza de la Constitución, llamada antiguamente de las horcas.
 - Miniano, Continuacion de la Historia de España, Cap.XVII.
 - Credenciales noviliarias de Aragón, numeros 19, 34, y 40.
 - Solo en una tarde cayeron sobre la ciudad 300 bombas. (madoz. t.1.fol, 670.)
 
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Firmado:    D. José Pastor de la Roca
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