
E
sta semana ha sido noticia en estas páginas la decisión por parte de los rectores nacionales de Correos de desistir del proyecto de rehabilitación de su sede central en la plaza de Gabriel Miró y buscar, para su mejor funcionamiento, otra ubicación en un inmueble más moderno de la ciudad.
Hasta los sindicatos han apoyado este traslado de la sede de Correos a unas nuevas instalaciones.
De consumarse, se pondría punto final a una presencia de más 75 años de un edificio, que dadas las características del servicio que allí se presta, ha dado incluso nombre popular a la plaza en la que se ubica.
REDACTADO POR: Jose Maria Perea © | SECCION: Miradas Urbanas
Hasta los sindicatos han apoyado este traslado de la sede de Correos a unas nuevas instalaciones.
De consumarse, se pondría punto final a una presencia de más 75 años de un edificio, que dadas las características del servicio que allí se presta, ha dado incluso nombre popular a la plaza en la que se ubica.
REDACTADO POR: Jose Maria Perea © | SECCION: Miradas Urbanas
La historia de la plaza de Gabriel Miró, conocida también popularmente por muchos alicantinos y visitantes como «plaza de Correos», es reciente, pues hasta finales del siglo XVIII su borde sur se encontraba sin edificar.Hasta allí llegaba el mar. De ahí que no sea hasta mediados del siglo pasado cuando, con las reformas de Antonio Jover, se configura como un espacio cerrado al formarse la calle San Francisco y ganarse al mar los terrenos para prolongar la calle San Fernando y la Explanada.La proximidad al mar, y la presencia cerca del Alfolí de la sal de pequeñas embarcaciones, dio al lugar su primera denominación: plaça de les Barques, que luego cambiaría por los de plaza de Isabel II, de la Libertad, de la Independencia, hasta el actual del escritor alicantino Gabriel Miró. Todavía quedan algunas casas de mediados del siglo XIX, y edificios en cuyo diseño intervinieron Guardiola Picó o el modernista Sánchez Sedeño.Dos acontecimientos marcan la historia de esta plaza y la convierten en lugar emblemático en la historia de la ciudad. La inauguración en 1898 de un grupo escultórico conmemorativo de la traída de aguas de Sax -la máxima aspiración de la sociedad finisecular alicantina- y la terminación en 1920, sobre el solar del viejo almacén de la sal (que fue hasta principios de este siglo prisión), de la sede provincial de Correos. Un año después acometería el arquitecto Juan Vidal la primera gran reforma de la plaza, que llegaría hasta la modificación parcial de 1973 y la más reciente de hace dos años. Los servicios de Correos estuvieron hasta 1857 en la calle de la Princesa (actual Altamira), con servicios a Dénia y Murcia con caballerías. La llegada del ferrocarril obligó a trasladarse al número 25 de la calle Jorge Juan, y se amplió el servicio a Madrid y Valencia, así como a Barcelona, Marsella y Málaga a través de vapores de A. López y compañía («La ciudad de la transición», de Emilia María Tonda).En mayo de 1917 se colocó la primera piedra del edificio actual de Correos, cuyos planos fueron redactados por Luis Ferrero siguiendo los criterios del estilo monumentalista defendidos en el Congreso Nacional de Arquitectura celebrada en San Sebastián. Las torres en esquina -una de ellas parcialmente cegada por la medianera del contiguo- y el uso del azulejo de cerámica vidriada en verde, de inspiración sevillana fueron novedosos en Alicante.
Del estado actual de las instalaciones no cabe culpar a las aguas de lluvia sino a muchos años de desidia por parte de Correos, como sucede en el resto de sus oficinas en la ciudad.
ORIGEN FOTO PORTADA
alicantefotodantano.blogspot.com
ORIGEN DEL ARTICULOhttps://www.informacion.es/
AUTOR DEL ARTICULOJosé María Perea

Jose María Perea
SECCIÓN: Miradas Urbanas
FECHA: 13 de Noviembre 1999.
TITULO: Un edificio para la Historia.
Alicante
13/11/1999
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