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HOJA DEL LUNES © | REDACTADO POR: José Ramón Iglesia y Francisco Page
artimos del trabajo previo de investigación del historiador Gerardo Muñoz, publicado el 22 de septiembre de 2014 en el diario Información de Alicante en su artículo “Llora el teléfono” de la serie Momentos de Alicante, y lo complementamos con algún dato adicional sobre los primeros pasos del teléfono en la ciudad levantina.
La historia del teléfono en Alicante empezó, como en el resto de España, a ritmo lento por desconocimiento de la tecnología y la dificultad del acopio de los equipos y medios necesarios.
Como sabemos, unos pocos años después de la patente de Bell de 1876, una primera regularización del sistema telefónico público español se decretó el 16 de agosto de 1882 , siendo el Estado el titular del servicio, pero cediendo la explotación a las iniciativas privadas mediante concurso de concesión. A partir de aquí fueron surgiendo las primeras iniciativas telefónicas en el territorio, según se recoge en el artículo de A. Calvo Calvo, “El teléfono en España antes de Telefónica (1877-1924)”, publicado en 1998 en la Revista de Historia Industrial, 13, pp. 59-81.
La historia del teléfono en Alicante empezó, como en el resto de España, a ritmo lento por desconocimiento de la tecnología y la dificultad del acopio de los equipos y medios necesarios.
Como sabemos, unos pocos años después de la patente de Bell de 1876, una primera regularización del sistema telefónico público español se decretó el 16 de agosto de 1882 , siendo el Estado el titular del servicio, pero cediendo la explotación a las iniciativas privadas mediante concurso de concesión. A partir de aquí fueron surgiendo las primeras iniciativas telefónicas en el territorio, según se recoge en el artículo de A. Calvo Calvo, “El teléfono en España antes de Telefónica (1877-1924)”, publicado en 1998 en la Revista de Historia Industrial, 13, pp. 59-81.
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Pero no fue hasta el 9 de junio de 1884 cuando se tiene constancia de la instalación de la primera línea telefónica en Alicante, instalada entre el Gobierno Militar y el Civil, que con un coste de 827,25 pesetas de entonces corrió a cargo de la Diputación Provincial.
Como en la mayoría de los casos, las primeras aplicaciones prácticas de la telefonía fueron estos circuitos privados “punto a punto” que permitían comunicar dos locales o domicilios de un mismo propietario, o como en este caso de diferentes establecimientos de la administración.
Otro caso posterior similar, en 1894, fue la línea solicitada por la sociedad francesa Deutsch y Cía. para conectar su refinería de petróleo, la llamada “La Británica” existente entonces en la zona de la Cantera con el domicilio de sus propietarios.
Pero este tipo aplicaciones no resolvían la creciente necesidad de comunicación rápida entre los actores sociales y así, en mayo de 1887 en el periódico El Liberal podemos ver cómo se reclama la instalación urgente de una red telefónica urbana en Alicante para dar servicio tanto a los estamentos públicos como privados citándose como candidatos prioritarios la Estación del Ferrocarril, la Delegación de Hacienda, Aduanas, Puerto y Fábrica de Tabacos y dejando constancia de la existencia hasta entonces sólo de unas pocas líneas privadas.
Ripoll y Monera, doctor en derecho civil y canónico, era también licenciado en Administración de Marina en provincias y profesor de la Academia Politécnica, según figura en El Campeón del Magisterio, publicado en Alicante, el 20 de julio de 1900. Ripoll repitió en el negocio telefónico años después, en 1904 consigue la concesión del Grupo telefónico de Elche, Novelda, Monóvar, Aspe, Crevillente, Pinoso y Elda, habiéndose autorizado la ampliación a 15 km de radio del grupo. Y con la idea de conectarse posteriormente con línea interurbana con la de Alicante, según figura en La Voz de Alicante el 30 de junio de 1904. La cuota del servicio era de 20 pesetas para los particulares y 50 para las empresas, pagaderas por adelantado.Y unos días después, el 18 de mayo de 1887 en el diario La Unión Democrática, se avanzaban las principales bases para montar una red telefónica en Alicante. Para su explotación se requería tener un mínimo de 50 abonados y se animaba a los interesados a dirigirse a la Calle Virgen de Belén 6-8, donde estaba la sede de la empresa de Enrique María Ripoll y Monera (1854-?), abogado y periodista, que consiguió la concesión del servicio urbano de Alicante, el 18 de junio de ese año, con un radio de 10 km, lo que le permitía llegar a San Vicente del Raspeig, San Juan y Muchamiel.
En 1884 se había fundado la Compañía Peninsular de Teléfonos, que era titular de la creciente red de enlaces interurbanos consiguiendo, prácticamente, el monopolio de dichas comunicaciones en todo el país, y fue expandiéndose y adquiriendo empresas existentes más pequeñas —como la creada por el Sr. Ripoll—-, muchas de ellas en condiciones de abandono cerca del vencimiento del periodo de concesión. En estas circunstancias y para prestar el servicio público, la Compañía Peninsular solicitaba a las administraciones la exención de los impuestos municipales. En Alicante se hizo lo propio en octubre de 1918.En 1921 en la provincia de Alicante ya se alcanzaron los 2.191 abonados con una tasa de penetración de 4,1 abonados por cada 1000 habitantes.
En 1923 Alicante aparece en las estadísticas como la décima provincia con mayor número de abonados por 1000 habitantes (3,9), por encima de Valencia o Sevilla y por detrás de Guipúzcoa (con 17,8), Vizcaya, Barcelona, Madrid, Álava, Tarragona, Oviedo, Santander y Zaragoza.
Ya en 1924 se creó la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), que consiguió mediante contrato con el Estado el monopolio telefónico. La nueva empresa fue asumiendo el control de casi todas las concesiones del servicio previamente existentes. La ITT había adquirido ya la Compañía Peninsular de Teléfonos que, como se ha explicado, era la propietaria de la red de Alicante, integrándose formalmente en la CTNE el 1/9/1924 con todas sus redes, aunque el proceso real necesitaría más tiempo y no se completaría hasta unos años después.En 1927 la CTNE monta un nuevo equipo en la central interurbana de Alicante según leemos en el número del mes de mayo de la Revista Telefónica Española. Téngase en cuenta que el servicio interurbano ya lo era de la CTNE por ser previamente de la Peninsular. El 19 de febrero de 1928, según la citada Revista Telefónica Española la central urbana de Alicante, pasó por fin a ser “controlada” por la CTNE.Como dato de interés se ha encontrado en los cómputos del tráfico telefónico medidos el 28 de diciembre de 1928 en Alicante, que contaba con 439 abonados. Hicieron 5692 llamadas ese día (12,73 por abonado), y el 24 de enero de 1929 con 442 abonados, el número ascendió a 4797 llamadas (10,85 por abonado), ambas medidas las más altas de su Distrito telefónico (el Primero), lo que nos da una idea de la pujanza del servicio en la capital alicantina.
El 14 de diciembre de 1929 el Secretario General de la CTNE solicitó del Ayuntamiento de Alicante permiso para comenzar las obras para el nuevo edificio de tres plantas en una solar de 332 metros cuadrados en la Avenida Ruiz Zorrilla número 10 (la actual Avenida de la Constitución), en donde se alojarían oficinas y una nueva central automática, que se autorizó el 2 de enero del año siguiente.
ORIGEN FOTO PORTADA
Marín, Archivo
Fundación Telefónica R-00323
www.hojadellunes.com
AUTOR DEL ARTICULOJosé Ramón Iglesia
y Francisco Page
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