Era un espectáculo verlo trabajar. No era aquello de que uno trabaja y cuatro miran que se decía antes de quienes hacían faena en la obra pública o en la privada. No. Es verdad, era extraordinario ver cómo regulaba el tráfico. Es cierto que había muchos menos coches que ahora, pero también lo es que entonces no existían rotondas, ni pasos subterráneos ni elevados, ni semáforos, para regular el tráfico rodado en la ciudad.Lo recuerdo en la Plaza del Mar o en el cruce de la cuesta del hotel Maya. Con su uniforme y su casco blanco en verano y de color gris oscuro en invierno, que luego fue evolucionando a uno cada vez de menor corte militar. A veces subido en un pedestal, otras a ras del asfalto, se hacía notar y se le veía de lejos. Otras, además, estaba bajo una sombrilla de franjas azules y blancas, con los colores de la bandera de Alicante, para soportar mejor las inclemencias del tiempo.Sin semáforos ¿cómo se regulaban los cruces de caminos? El personaje del artículo de hoy lo resolvía con maestría con sus gestos, con sus maneras. Conseguía que no importara tanto esperar un poco más tu turno y que el coche de tus padres o el autobús del colegio arrancara para pasar al otro lado de la carretera sin riesgos ni accidentes. Supongo que ya saben que me refiero al sargento Moquillo, un policía municipal que hizo historia en Alicante y que es recordado con cariño por los alicantinos. Unos porque han oído mucho hablar de él, otros porque lo conocimos. Acompáñeme, leyendo este articulo, para recordarlo e incluso para saber un poco más de él.Se llamaba Antonio Pomares Espinosa. Nació en Alicante el 17 de enero de 1924. Su primer empleo fue su ingreso en el Cuerpo de Consumeros, empleados municipales que se encargaban de la recaudación del impuesto de consumos. Pero ese empleo no era para él, necesitaba encontrar otra ocupación que le llenara más, que estuviera más cerca de la gente, que no le pusieran mala cara cuando le vieran acercarse. Necesitaba otro empleo con el que se sintiera realizado, con el que pudiera servir mejor al ciudadano con su tarea.
Después de cumplir la mayoría de edad y de hacer unos cursos sobre circulación en Madrid, ingresó en el Cuerpo de la Policía Municipal de Alicante. Fue una suerte y una oportunidad que le destinaran en la sección de circulación. Lo suyo no era trabajar en la oficina entre cuatro paredes, o detrás de un mostrador, eso no era para él. Quería ejercer de policía en la calle. Y lo destinaron a dirigir el tráfico. Y dirigía, vaya si lo hacía. Con mucho arte y solera. Su manera de ordenar el tráfico tuvo repercusión en la prensa local, nacional e incluso internacional. Vean sino cómo lo describieron en un periódico noruego al manifestar que “¡Olé!. Quien sabe, quizá este español soñó alguna vez en llegar a ser bailaor o matador. Ahora en su lugar de trabajo hace pruebas en medio del asfalto como policía de tráfico”.

CREDITOS
REDACTOR: Pascual Rosser Limiñana ©
PORTADA: Alicante Plaza | Copyright ©
TITULO: El sargento Moquillo | Copyright ©
SECCIÓN: Socialmente inquieto 14/11/2020 | Copyright ©
PUBLICADO EN: Alicante Plaza | Copyright ©
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