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on Antonio Pérez Escarabajal -así se llamaba nuestro «Pericuelo»- estuvo empleado en la empresa cinematográfica alicantina de don Luis Martínez y por su carácter tan abierto y servicial personaje.
Pronto se hizo acreedor de un gran número de amistades que la gozábamos con él escuchando su variado y rico anecdotario producto de su ilimitada fantasía y en cuyas anécdotas él siempre figuraba como principal protagonista con lo que reíamos todos a mandíbula batiente.
REDACTADO POR: Raúl Álvarez Antón © | SECCION: Recordar. . .
Pronto se hizo acreedor de un gran número de amistades que la gozábamos con él escuchando su variado y rico anecdotario producto de su ilimitada fantasía y en cuyas anécdotas él siempre figuraba como principal protagonista con lo que reíamos todos a mandíbula batiente.
REDACTADO POR: Raúl Álvarez Antón © | SECCION: Recordar. . .
Poco se ha escrito y mucho hablado de aquel personaje simpático que, aun no siendo de acá, los alicantinos que le tratarnos y aun los que han oído hablar de él lo consideran como alicantino por antonomasia.
Como para mí que le conocí y traté amistosamente en más de una ocasión y me causó siempre una grata impresión por su carácter amable, correcto, siempre dado a la chachara y lo que es más nos hiciera reír en cuantas ocasiones podía, erigiéndose en un personajillo popular de ese Alicante que se nos ha ido de las manos.
Me creo obligado a dedicarle este «Recordar» como una prueba de mi afecto sincero a quien buenos ratos de desenfada compañía me proporcionó.
Fue «Pericuelo» un hombre que, oriundo de Cartagena, hijo de una familia bien situada económicamente, por razones de la vida tuvo que venir a Alicante allá por los años primeros de este siglo y aquí vivió y convivió con nosotros los mejores años de su vida.Don Antonio Pérez Escarabajal -así se llamaba nuestro «Pericuelo»- estuvo empleado en la empresa cinematográfica alicantina de don Luis Martínez y por su carácter tan abierto y servicial pronto se hizo acreedor de un gran número de amistades que la gozábamos con él escuchando su variado y rico anecdotario producto de su ilimitada fantasía y en cuyas anécdotas él siempre figuraba como principal protagonista con lo que reíamos todos a mandíbula batiente.Si ahora se dice que la risa es una excelente terapia para la curación de ciertas enfermedades, sin duda alguna nuestro «Pericuelo» fue el pionero en la aplicación de esta terapia y que seguramente sus buenas consecuencias tendría, aunque las ignorásemos.
«Pericuelo» era conocidísimo no solamente en nuestra provincia sino fuera de los límites de ella hasta el punto que numerosos viajantes y representantes de productos comerciales que a nuestra ciudad llegaban, se preocupaban inmediatamente de averiguar su paradero y le invitaban a su mesa en los hoteles y posadas a fin de que, sabedores de su inagotable fantasía, les contara sus aventuras durante la comida.De él se cuentan muchas anécdotas y yo no me resisto a relatar una que me contó y que me produjo una risa que siempre recordaré. Me contó «Pericuelo» que cierta vez el barco en que navegaba en un viaje de placer, encalló cerca de unas playas inglesas por lo que todo el pasaje decidió desembarcar. «Pericuelo» no lo pensó más, echó pie a tierra -me decía- y adentrándose tierra adentro dio con una vivienda tipo palacete.Llegó a su puerta y no lo pensó más, cogió el aldabón de la noble puerta, dio un golpe y a poco le abrió la puerta -seguía diciéndome- un encopetado mayordomo. Este al ver a «Pericuelo» -según él- hizo un gesto de sorpresa y volviendo la cabeza hacia el interior del palacete gritó:
«María ya puedes echar el arroz que ya ha llegado “Pericuelo” de Alicante». Y nuestro personaje se quedaba tan pancho tras contarlo.
Por esto él a veces me decía que fue el pionero de la promoción turística de Alicante en tierras londinenses. A más de todo ello dejó constancia de que «Pericuelo» fue un hombre muy humano y se desvivía por atender al prójimo y hacer cuantas obras de caridad estaban a su alcance, por lo que por todo ello y la reconocida belleza de su hija le han hecho acreedor a este recuerdo cariñoso que como alicantino dedicamos siempre en este espacio dominical.-
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